Eugenia montes

Los torneros zen vinculan la mente, la respiración y la postura, a su hacer.
Sintonía y sincronía. Pensamiento, cuerpo, materia y movimiento son uno.
Al final muestran el logro en una sola taza”.
Eugenia Montes

La narrativa que ha ido decantando el trabajo cerámico de Eugenia Montes, desde
2019, año a partir del cual crea y dirige el Taller El samán, gira en torno al tópico de
la familia. Esta noción, que puede parecer un tanto general, no está exenta de misterio,
dada su naturaleza cambiante que no termina de precisar el territorio que abarca.

Digamos que en cualquiera de los casos es suelo pantanoso. Su organicidad se
encuentra en permanente movimiento de cohesión y desmembramiento. En su
dinámica interior se reparten entidades, roles y tareas (individuales y compartidas),
comercios físicos y emocionales. En su contextualización (lugar y tiempo) aporta
nociones de pertenencia y desarraigo, de seguridad y vulnerabilidad. Familia,
ontológicamente hablando, es el lugar donde se edifica la casa simbólica, la
estructura psíquica.

Eugenia Montes ronda este concepto con claves expresivas
y metáforas de atrevida belleza.
Las incontables piezas que nacieron del torno, originalmente tenían un sentido
utilitario. Como suele ocurrir en el quehacer de los ceramistas, la artista mantiene
hoy en día la producción de este rubro. No obstante, en determinado momento (2020)
entre los rituales que todo taller cultiva, la población de piezas que lo habitaban cobra
un hilo temático madurado en silencio y replantea las formas redondeadas y torneadas, confiriéndoles perfiles humanos, asociaciones y parentescos. Haberse topado con un ejemplar de 1000 Familias, del fotógrafo Uwe Ommer, Editorial Taschen, publicación que compendia retratos con rostros de todas partes del mundo, le proporcionó un trasfondo referencial imaginativo.

Cuando ella resuelve presentar un conjunto de piezas en cerámica como una instalación,
evoca vínculos y dependencias, relaciones atomizadas y a la par interconectadas.

De esta suerte, las piezas unitarias en principio, se convierten progresivamente en
módulos que se van asociando tanto en lo formal como en el contexto conceptual
que comparten. A partir de ese punto germinal de idea de familia, completan sus
rasgos más visibles a través de las escalas, las texturas y los colores de esmaltes,
engobes y óxidos. En una disposición más intuitiva que metódica, se nuclean y
unifican. 

Recordemos que siempre se ha hablado de la familia como núcleo social.

Las figuras que pacientemente tornea y cuece Egenia, soportan la tensión que va de
lo individual a lo grupal, de lo singular a lo común, de la pieza única a la instalativa.
Parecidos y diferencias se relevan mutuamente. Las piezas tienden a acompañarse de otras piezas. No se trata de series sino de organismos a los que atribuye género, edad, rol, carácter.

Fracciones de barro cocido escenificadas como personajes dentro de un juego de simulaciones y a la vez forma abstracta, constructiva y plena. Los títulos sugestivos, no exentos de ironía y humor, nos transfieren el juego de adivinar los parentescos de estas familias. En Ella, las niñas y los manganzones
(2023), se aprecia una pieza alta, de pie, tres ovales también de pie y pequeñas,
y dos alargadas, recostadas, en evidente contraste con la primera. El niño cañón y sus
compañeros de clase (2024), es una instalación de cilindros verticales, en formación, que rematan con una esfera (cabeza-bala-removible) en la parte superior. 

La voz del padre (2023), la constituyen cuatro cilindros redondeados en sus extremos por
lo que se presentan acostados. El padre, uno de ellos, tiene una cuenta en su interior
que genera sonido al moverse. El hijo pequeño (futuro padre) posee la cuenta
también, es decir, tendrá voz. Las otras dos formas (femeninas) no tienen la cuenta.
¿Qué ha pasado con su voz? Señor y señora Poder (2023) y Familia de sordomudos
(2023), aluden a consideraciones sobre el sistema social y de creencias, vigentes
o en lenta transformación. La Guardería de púberes (2024), presenta cuarenta y tres
esferas (solamente cocidas como una piel sin curtir) algunas de las cuales evidencian
las primeras protuberancias adolescentes. Estos, por citar algunos ejemplos.
La exposición que nos convoca reúne un repertorio tan fecundo como fascinante.

Josefina Núñez – Curadora

Inauguración

Agradecidos con todos nuestros distinguidos invitados que nos honraron con su visita. 

Familia

Desde el 14 de agosto de 2024 hasta el 01 de septiembre de 2024